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Antonio Onetti: 125 años de la SGAE y derechos de autor en la era de las plataformas y la IA


La Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE), está celebrando los 125 aniversario de su fundación. Su actual presidente, Antonio Onetti, destaca el resurgimiento de la entidad después de superar una etapa difícil, habla sobre los derechos de los autores audiovisuales, el rol de las grandes plataformas y el marco legal al uso de la IA que busca establecer la Unión Europea.


Con una cifra cercana a los 120.000 socias y socios (autores, editores musicales y herederos), la SGAE representa a más de 4 millones de derechohabientes, con un repertorio superior a 80 millones de obras en 180 países.


En una reflexión sobre la situación actual, Antonio Onetti -que ocupa la presidencia de SGAE desde abril de 2020- destaca “el resurgimiento de la entidad después de superar una etapa difícil”.



-En este 2024 que la SGAE está celebrando sus 125 años de existencia ¿cómo describiría la situación actual de la entidad?

-La entidad está asentada de nuevo en 2024 y funcionando a pleno rendimiento. SGAE ha pasado una época complicada, pero desde 2020 hemos trabajado para que recupere la normalidad y su prestigio institucional y se dedique a su función principal: recaudar, repartir y proteger a los autores y a sus obras. Y creo que es público y notorio que lo hemos conseguido, por lo que sentimos que no solo tenemos que celebrar el aniversario en sí sino que además se produzca en las mejores condiciones de las últimas décadas en todos los sentidos.


-¿Cuáles son los logros más destacados que ha experimentado la SGAE en los últimos años?

-Por encima de todo, la estabilidad institucional que nos ha permitido conseguir todo los demás avances, societarios, normativos y económicos y recuperar la confianza en nuestra institución. Hace cinco años, SGAE estaba expulsada de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC) y con un apercibimiento del Ministerio de Cultura de retirada de la licencia como entidad de gestión, que hubiera supuesto cerrar SGAE. En 2021 conseguimos volver a CISAC y que el Ministerio cerrase el apercibimiento. Las medidas llevadas a cabo por esta Junta Directiva se han focalizado siempre en el bien común, buscando que nuestros autores reciban un reparto de derechos justo y proporcional al éxito de sus obras, como exige la legislación. Hemos recuperado nuestro espacio natural como entidad de gestión en el entorno nacional e internacional. En estos momentos, somos la décima entidad a nivel mundial, gestionando repertorio audiovisual, musical y de artes escénicas en todos los medios y modalidades. Y con la incorporación de Cristina Perpiñá-Robert como directora general desde el pasado mes de abril estamos convencidos de que vamos a seguir creciendo y mejorando la atención y servicios que ofrecemos a todos los miembros de la entidad.


-Usted ha mencionado recientemente que la SGAE ha recuperado el nivel de recaudación de hace 15 años. ¿Cuáles fueron los principales desafíos superados para lograr esta performance?

-En primer lugar, la pandemia del coronavirus, que fue demoledora para toda la producción y el consumo cultural. Los autores y autoras necesitan que el público conecte con sus obras de la forma más directa posible. Los rodajes, los estrenos en salas de cine, la celebración de encuentros sectoriales, los premios… Durante la pandemia no fue posible que trascurrieran con normalidad y la recaudación de derechos se resintió enormemente. Fue una época en la que nos volcamos con nuestras socias y socios, a través de diferentes líneas de ayudas, especialmente con los más perjudicados. Pero también hemos mejorado todos nuestros mecanismos de recaudación gracias a la modernización y digitalización de nuestros sistemas y recursos, desarrollados en las distintas áreas técnicas de la entidad, desde el registro y documentación de obras, al procesamiento de datos y operaciones para establecer los repartos de manera rápida y transparente, alcanzando un mayor grado de eficiencia que lógicamente redunda en los resultados económicos. 



Derechos acordes a los avances tecnológicos 

El sector audiovisual ha experimentado cambios acelerados con la irrupción de plataformas, alterando tanto los modelos de producción como la distribución de las obras. El proceso de acercamiento a las plataformas implica comprender sus dinámicas y valorar adecuadamente las obras de los creadores asociados. Tanto en España como a nivel global sigue siendo un reto la equidad de derechos para los autores frente a los considerables beneficios de las plataformas y la transparencia en los datos de emisión.


-¿Cómo percibe la SGAE la situación actual de la propiedad intelectual en el sector audiovisual, especialmente en relación con las grandes plataformas?

-Tras la aparición de las plataformas, el mundo audiovisual ha cambiado vertiginosamente a lo largo de la última década, tanto en los modelos de producción como en la difusión de las obras a través de las ventanas del cine o la televisión. Las grandes plataformas son un soporte fundamental para el trabajo de nuestras socias y socios audiovisuales. Tenemos que seguir trabajando con ellas para que las obras de nuestras socias y socios tengan el reflejo económico y moral merecido por su autoría. Es un proceso continuo de mejora. Estamos intentando aproximarnos a las plataformas y a sus formas de trabajo para entender mejor el valor de las obras de nuestros socios audiovisuales en éstas y así poder explicar mejor su recaudación. Pero todavía queda camino por correr, en España y en todo el mundo, para que los derechos de nuestros autores sean más justos y proporcionales respecto a los enormes beneficios de esas plataformas, y también en términos de transparencia de los datos de emisión. 


-Desde las distintas entidades que representan a los autores audiovisuales se destaca la necesidad de adaptarse a un mercado global. En ese sentido: ¿cómo está trabajando la SGAE para adaptarse a este nuevo escenario y garantizar un marco de competencia leal para todos los actores del sector audiovisual?

-Desde SGAE Audiovisual estamos trabajando en este nuevo escenario de coproducción a nivel mundial. Lo hemos hecho con una formación media para nuestros autores y dentro de CISAC hemos propuesto la creación de un grupo de trabajo para ir de la mano del resto de entidades internacionales. También trabajamos con AVACI, de la que somos miembro observador y hemos acogido en nuestra sede central de Madrid una de las últimas reuniones de su comité ejecutivo. Compartimos el objetivo de que el derecho de remuneración de los autores audiovisuales se expanda por todo el mundo, que se ampare en su legislación y que en todos los territorios haya entidades de gestión capaces de recaudar, repartir y firmar acuerdos bilaterales con las entidades de los demás países. Por desgracia, el derecho anglosajón dista mucho del que hemos conseguido a través de los años en toda la Unión Europea, pero por eso precisamente debemos seguir protegiéndolo de costumbres que nos son ajenas, como los contratos buy out, que desprotegen a nuestros autores de sus derechos.



-En cuanto a recaudación y reparto de derechos. ¿Cómo ha logrado la SGAE mejorar la transparencia y qué medidas específicas se han implementado para garantizar un reparto más efectivo de derechos?

-Entre otras medidas encaminadas a optimizar la equidad, el equilibrio y la trazabilidad de los derechos de las obras audiovisuales, hemos implementado la separación de bolsas en los repartos de los derechos de autor. Esto permite una distribución diferenciada de la música audiovisual, guión y dirección. También hemos incorporado el reparto trimestral a los derechos audiovisuales de nuestros socios y sociedades administradas. Y en términos generales, desde 2020, hemos limitado los importes generados por la música nocturna en la televisión, que ha sido el principal problema de SGAE en la última década y que, aunque no se generaba en el terreno audiovisual, perjudicaba al funcionamiento, el prestigio y la credibilidad de toda la sociedad. En la actualidad, los derechos de autor tanto de la música como del audiovisual en televisión son proporcionales a la audiencia y a la publicidad que generan a lo largo de todas las franjas horarias, del prime time a la madrugada. 


-Usted ha mencionado la importancia de proteger a los creadores como “el alma y la razón de existir de la industria”. ¿Qué iniciativas y medidas concretas está tomando la SGAE para asegurar la protección de los creadores en el actual panorama audiovisual?

-Desde el punto de vista normativo, España se encuentra entre los países de la Unión Europea con un mayor grado de protección para sus autores audiovisuales. Desde un punto de vista más doméstico, tenemos contratos con todos los usuarios que operan en nuestro país, con unas tarifas similares a las del resto de Europa tanto con las televisiones como con las plataformas. Y para gestionar todo eso, hemos reforzado un equipo altamente especializado en la División Audiovisual de nuestra sociedad, dedicada exclusivamente a la atención individualizada de nuestros socios audiovisuales, brindándoles formación, promoción, asesoramiento jurídico y todo tipo de colaboración, con toda nuestra infraestructura física a su servicio, en las siete delegaciones de las que disponemos en los distintos territorios del Estado.


-A fines de 2023 la U.E. propuso avanzar en una ley que regule la Inteligencia Artificial. ¿Cuál es la postura actual de la SGAE en cuanto a la regulación y protección de los derechos de autor en un entorno impulsado por la IA?

-Creemos que el mercado por sí solo no funciona. Como ha ocurrido a lo largo de la Historia, ha surgido una nueva tecnología en la que se utilizan contenidos protegidos y por eso hay que avanzar sin tiempo que perder en la legislación en curso. Debemos asegurar a nuestras autoras y autores una remuneración justa y proporcional a la difusión de sus obras por su uso en la inteligencia artificial. El trabajo innovador, creativo y original que proporciona un guionista o un director no puede ser reemplazado por una máquina. Por eso no se trata de impedir el desarrollo tecnológico, sino de regularlo y defender los derechos de los autores en los distintos procesos de creación, en los que la IA funcione como fuente de nuevas obras o como simple herramienta, cuyos límites aún están por descubrir. 


Imagen concepto - Generada con Midjourney / Sesión plenaria en el Parlamento Europeo. EFE - LA RIOJA


Por Ulises Román Rodríguez

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