La exposición del guionista Vinod Ranganathan (SRAI), en el Congreso Internacional de AVACI 2023 realizado en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, brindó un panorama completo de la situación que atraviesa la industria audiovisual en la India y remarcó la lucha que llevan adelante los autores audiovisuales por el reconocimiento de sus derechos.
Un país tan rico en diversidad lingüística y cultural como la India alberga una próspera industria audiovisual que merece ser explorada en su totalidad. Con 20 estados federales y 28 idiomas oficiales, la nación cuenta con una amplia gama de producciones en 22 idiomas diferentes.
“La industria cinematográfica de la India produce más de 1300 películas al año, de las cuales solo alrededor de 500 son en hindi, el idioma oficial del país. Incluso una película en télugu, una lengua regional, logró recibir un premio Oscar a la Mejor Canción en el 2023. Se trata de RRR, un film de amplio reconocimiento internacional vista por las más diversas audiencias del mundo. Sin embargo, la complejidad lingüística y cultural no es el único desafío que enfrentamos los profesionales del sector”, explicó Vinod Ranganathan.
El guionista sostuvo que “en Mumbai se produce una corriente particular de películas en hindi, mientras que en el sur del país se realizan principalmente producciones en cuatro idiomas distintos, sumando unas 300 o 400 películas anuales. Además, existen producciones en bengalí, en la zona este del país, cerca de la frontera con China. Aunque Nueva Delhi es la capital de la India, no se filman películas allí. En medio de esta rica diversidad, los derechos de los autores audiovisuales han sido objeto de una lucha constante”.
RRR, de S. S. Rajamouli, film indio ganador de un premio Oscar
Repaso histórico
En 1957, en India, se aprobó una ley en el Congreso que otorgaba a los autores, compositores y escritores de canciones los derechos sobre su trabajo. Aunque esta ley brindaba protección, muchos autores desconocían su existencia y solo unos pocos músicos famosos lograban negociar sus derechos individualmente con los productores.
“La gran mayoría, aproximadamente el 99%, no recibía ninguna regalía. Los contratos solían limitarse a un único pago o comisión ya que no se tenía conocimiento de la posibilidad de exigir otros tipos de derechos. Una situación que se mantuvo hasta 2008 o 2009”, contó Vinod Ranganathan.
En la década del 60’ se creó la Sociedad de Derechos de Autor para Músicos (IPRS, por sus siglas en inglés), bajo la ley de derechos de autor existente. Según esta ley, el 50% de las regalías generadas por la explotación de una canción debían destinarse a la editorial, el 25% al autor y el 25% al compositor.
Sin embargo, según detalló el guionista, “los contratos se firmaban principalmente por necesidad y con el tiempo, las discográficas ganaron un dominio excesivo sobre las sociedades en representación de los letristas. Los autores, finalmente, decidieron enfrentarse a esta situación desafiante, pero la tarea no sería fácil”.
En 2010, se reglamentó que los autores audiovisuales tenían derecho a recibir regalías por la explotación de su trabajo. Los productores y otras organizaciones se enfrentaron a directores reconocidos para respaldar esta causa en el Parlamento lo que derivó en la exclusión de los autores audiovisuales del medio.
“A medida que avanzaba el proyecto de ley, se introdujeron dos enmiendas cruciales. La primera estableció que si un autor no cedía sus derechos al productor o la discográfica, se consideraba ilegal. La segunda enmienda afirmaba que las regalías eran inalienables para los autores, excepto por dos partes: la sociedad a la que pertenecía el autor y sus herederos legales”, dijo Vinod Ranganathan.
En 2013, representantes de la comunidad de autores audiovisuales de la India visitaron Europa y se reunieron con diversas sociedades de gestión, como DAMA, para buscar inspiración y conocimientos. A su regreso, comenzaron a establecer sus propias organizaciones para luchar por sus derechos en la India pero se encontraron con numerosos obstáculos y dificultades, ya que la asistencia legal resultaba costosa y escasa.
El autor indio contó que “la búsqueda de abogados comprometidos se convirtió en una tarea ardua. Además, surgió un problema fundamental en relación a la ley enmendada: el reconocimiento de los derechos literarios de los guionistas, ya que los guiones estaban clasificados como ‘dramáticos’ en lugar de ‘literarios’. Tras debates y discusiones, se logró establecer que la parte histórica del guión se consideraba literaria”.
El poder de las corporaciones
Desde entonces, han transcurrido siete años y el proceso de aprobación de esta ley -como subrayó Vinod Ranganathan- “sigue demorándose intencionalmente con excusas nimias, como una coma o un signo de puntuación. Se realizaron algunos cambios terminológicos, nos dijeron que se aprobaría y que Screenwriters Rights Association of India (SRAI) sería una sociedad de gestión colectiva. Por eso este Congreso iba a realizarse en India”.
La ley de la India establece que a los dos meses de aprobarse una sociedad debe tener la distribución y las cifras establecidas. “Es difícil para nosotros, porque no tenemos ayuda financiera. Si bien tenemos una ley que nos dio derechos que nadie en el mundo tiene, la corporación es muy poderosa y el gobierno está con las corporaciones”, manifestó el autor.
El anterior gobierno apoyó a los autores en su lucha pero la situación cambió con las nuevas autoridades. En la actualidad la industria audiovisual en la India ha quedado dominada por las grandes corporaciones.
En cuanto a los autores en la India, se estima que hay alrededor de 25.000 guionistas activos con una ley de derechos de autor que establece que los derechos perduran durante 60 años después de la muerte del autor, lo que implica que hay miles de herederos que también podrían recibir regalías.
En total, se calcula que alrededor de 40.000 personas podrían beneficiarse de estos derechos. Teniendo en cuenta que India ha superado a China como el país más poblado del mundo, esta cifra representa una gran parte de la población, especialmente en un contexto de alto desempleo juvenil.
La televisión también desempeña un papel importante en la industria audiovisual de la India. Con ocho canales en hindi y alrededor de diez programas diarios en cada uno, se necesita un número importante de guionistas para satisfacer la demanda.
Las estadísticas que manejan en la India calculan que cada canal emplea aproximadamente entre 40 y 50 guionistas, lo que suma un total de alrededor de 450 guionistas trabajando en televisión en hindi diariamente. Además, hay otros 500 guionistas esperando la oportunidad de ingresar a la industria.
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“Sin embargo, muchos guionistas se enfrentan a un dilema: si se niegan a firmar contratos injustos, podrían ser reemplazados fácilmente por otros que están dispuestos a aceptarlos. Educar a los 25.000 guionistas sobre sus derechos y la importancia de no firmar contratos injustos representa un desafío significativo. Aunque se realizan talleres en toda India para concienciar sobre este tema, el miedo a perder el trabajo y enfrentarse a las corporaciones sigue siendo un obstáculo”, detalló Vinod Ranganathan.
Otro problema que los autores enfrentan es la imposición de acuerdos de no divulgación (ND) por parte de plataformas como Netflix y Amazon.
“Se les ha advertido a los autores -contó Ranganathan- que no firmen estos acuerdos ya que permiten el robo de ideas y no tienen respaldo legal pero algunos autores, debido a su temor a las consecuencias, continúan firmando estos acuerdos. Los productores también han utilizado tácticas legales para presionar a los autores, abriendo casos judiciales en áreas alejadas donde es costoso y complicado para los autores presentarse en la corte. A pesar de estos desafíos, los gremios de autores están cada vez más unidos en su apoyo y concientización, brindando seguridad y respaldo a los autores en su lucha por sus derechos”.
Este panorama brindado por Vinod Ranganathan es una muestra de que los autores audiovisuales de la India se enfrentan a desafíos significativos en la protección de sus derechos. Aunque cuentan con una ley que les otorga derechos únicos en el mundo, la falta de conocimiento, la escasez de asistencia legal, la influencia de las corporaciones con el apoyo del gobierno y el miedo a perder el trabajo han obstaculizado su lucha.
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